ANÁLISIS | Los objetivos de los Lakers de LeBron
Las claves para entender a los nuevos Lakers
Recuerdo aquella madrugada del 2 de Julio como si fuera ayer. Una noche de verano como otra cualquiera. Aún acostumbrado al horario escolar, a las 00:00 de la noche ya me encontraba durmiendo en mi cama. Sin embargo, por algún motivo, a las 03:00 algo intercede entre mi estado soñoliento y la vigilia. Una sensación extraña, revoltosa. Para desperezarme, consulto mi teléfono móvil, activo las notificaciones, y, de repente, ocurre lo inesperado. Adrian Wojnarowski publica el siguiente tweet:
LeBron James has agreed to 4-year, $154M deal with Lakers, Klutch Sports says.
— Adrian Wojnarowski (@wojespn) July 2, 2018
Una sensación de incredulidad embarga mi pecho. Para cerciorarme de la situación, comienzo a leer los mensajes de mis compañeros de la redacción de La Fiebre Amarilla. Ellos tampoco pueden creerlo. Media hora más tarde, la opinión es unánime. Te caiga mejor o peor, conseguir a LeBron James y hacer que juegue en tu equipo te produce una mezcla de orgullo y responsabilidad. Rob Pelinka y Magic Johnson obraron su jugada maestra. Un año antes, nadie hubiera apostado un solo dólar.
Meses después, algunos aficionados siguen sin creerlo. Los Angeles Lakers ya no son ese equipo destinado a perder partidos y apostar todo a lo único que les quedaba: el Draft. El Media Day ya tuvo lugar, el training camp está en marcha, y la competición está a menos de un mes de comenzar. Todos los engranajes están listos para girar. Los jóvenes jugadores que permanecen en la plantilla han (o deberían haberlo hecho) trabajado para poder estar al nivel mínimo exigido por el de Akron. Los veteranos como Rajon Rondo o Lance Stephenson están encantados de tenerlo a su lado en vez de pelear contra el gran dominador de los últimos ocho años en la Conferencia Este. En términos tácticos, Luke Walton se encuentra ante su mayor reto desde que se convirtió en entrenador. Ni siquiera en aquel mes, tan especial, en el que sustituyó a Steve Kerr al mando de aquellos Warriors de las 73 victorias, tuvo tanto presión.
Por lo tanto, teniendo un contexto tan complejo como ilusionante, las opciones aumentan paralelamente a la expectación generada. Dado que la franquicia angelina ya es, probablemente, la organización más popular de toda la NBA, si a eso le sumas la llegada del jugador más popular, se produce un cúmulo incalculable de ojos puestos en los resultados deportivos. Nada va a pasar desapercibido, los jugadores y el cuerpo técnico serán examinados con lupa, cada movimiento, cada decisión mal tomada, cada declaración salida de tono, será aplaudida o castigada por el público y los medios de comunicación más mediáticos. ¿Están preparados para tal compresión de oxígeno en la organización?
Como bien sabemos, las expectativas están cruelmente relacionadas con la decepción. Si queremos no perder la esperanza en este proyecto a las mínimas de cambio, debemos fijar ciertos objetivos en los logros de la plantilla para esta temporada 2018-2019.
Objetivo 1: Playoffs
Desde luego, el mínimo que se le exige a este grupo es entrar en Playoffs. Hace demasiado tiempo que los de oro y púrpura no experimentan la postemporada, y la llegada de LeBron debería hacerlo posible. Bien es cierto que el Oeste es la conferencia más potente en lo que a nivel se refiere, con unos cuantos equipos de máximo rendimiento que querrán morder y quedar por encima de los angelinos. Golden State Warriors, Houston Rockets, Oklahoma City Thunder e, incluso, Utah Jazz, están más capacitados para obtener puestos más altos en la clasificación, pero con James en el equipo, uno nunca sabe el techo alcanzable.
Ya habiendo conseguido una posición asequible para seguir jugando en Mayo, deberíamos sentirnos satisfechos de que alcancen las semifinales de Conferencia. Por dos razones básicas e inteligibles. La primera, que, obviamente, Lakers no es, ni de lejos, el equipo con los mejores jugadores ni la mayor cohesión grupal (por el momento) del Oeste. Segundo, después de tanto tiempo permaneciendo fuera de Playoffs, un buen inicio al proyecto de 4 años de LeBron sería alcanzar este estadio y dar buen nivel para acabar con sensaciones positivas. En la ejecutiva saben que, después de este verano, el más importante es la agencia de 2019, donde tendrán un espacio salarial para unir a otra gran estrella que acompañe a James y apuntale el equipo de cara a ser aspirantes realmente serios al anillo.
Objetivo 2: La juventud, al 100%
Si algo ha caracterizado a este equipo últimamente, es su potencial por demostrar en la mayoría de sus jugadores. Brandon Ingram, Lonzo Ball, Kyle Kuzma, Josh Hart. Todos ellos deben dar un paso hacia delante si quieren empezar a ser considerados como dignos del «Rey».
Brandon Ingram ya mejoró sus prestaciones la temporada pasada, pasando de 9 puntos a 16 puntos por partido, con mejores porcentajes y demostrando que es un jugador con gran inteligencia sobre la pista. Está destinado a ser el segundo espada del 23. Tendrá más tiros abiertos por los espacios generados por LeBron, aunque seguirá intentando penetrar como primera arma. Esos brazos tan alargados se lo permitirán. En defensa, a pesar de su envergadura, necesita ganar kilos para poder aguantar al Paul George de turno.
Lonzo Ball, a pesar del circo familiar y su horrible tiro de tres puntos, promedió buenos números para un rookie, demostrando ser el jugador con más capacidad de pase y visión sobre el parquet. Tendrá una dura competencia, a la vez que enorme mentor, en Rajon Rondo, un jugador con características muy parecidas. Comenzará de vuelta de una lesión acontecida en verano, con lo que tendrá que ganarse la titularidad.
Kyle Kuzma, el robo del Draft (si no contamos con el magnífico Donovan Mitchell, elegido varias posiciones por delante de él) se ganó a toda la afición con su versatilidad y los puntos que se caen de sus manos, aunque debe mejorar su defensa (en lo que, dicen, se ha estado esforzando de sobremanera este verano). Si Ingram está destinado a ser el escudero, Kuzma debe ser el asesino silencioso de la plantilla, ya sea partiendo del quinteto inicial o desde el banquillo.
Josh Hart, otro robo del Draft. Campeón con Vilanova, tiene el carácter necesario para triunfar como titular solvente. Perro de presa, alterna excelentemente su rol de defensor con la anotación exterior. Tendrá que vérselas con Caldwell-Pope y Lance Stephenson por el puesto de escolta titular. Si sale desde el banquillo (lo más probable) será una garantía para anotar y parar sextos hombres de otros equipos.
Mucho corazón, más cabeza
Sorprendieron las incorporaciones que siguieron a la del de Ohio. Al menos, no parecían los tipos en los que uno pensaría primero para acompañar a LeBron. Además, todos cortados por el mismo patrón. La polémica. Lance Stephenson, Rajon Rondo, JaVale McGee y Michael Beasley. Veteranos que han dado problemas de cabeza a sus rivales durante toda su carrera, pero no exentos de joyas tanto dentro como fuera de la pista. Jugadores que nunca han optado por la óptima química de grupo, y ahora tendrán que convivir. Coexistir con la juventud para conformar una mezcla heterogénea pero eficaz. Si consiguen mantener la cabeza donde debe estar, es decir, en el cráneo, pueden causar millones de problemas a las defensas y ataques rivales, ya que son jugadores muy físicos y con condiciones indudables para generar juego para los demás.
Recordemos que es el primero de los cuatro años que LeBron pasará jugando para los Lakers. No hay necesidad de ganar el anillo de forma inmediata, sino de conformar un bloque sólido y esperanzador para, a falta de añadir otra estrella, consolidar las opciones de convertirse en un gran equipo que sea recordado para la posteridad. Precisamente, el objetivo es que a los aficionados españoles nos vuelva a sentar bien levantarnos a las 04:30 de la mañana y ver a estos Lakers vencer y convencer. Hasta ese momento, disfrutemos de este grupo disfuncional y divertido.